La traductora, periodista y poetisa española, de origen sirio, Doctora en Literatura Árabe, Malak Sahioni,
tras la exitosa publicación de la antología y la correspondencia del máximo representante de la literatura siria
contemporánea, Nizar Kabbani (”Carmen, la pasión española de Nizar Kabbani”, Don Quijote Publishing &
Distributing, 2009), con su traducción de la novela ”Por eso escondimos a los muertos”, una novela del escritor y
disidente sirio, Wael Al-Zahrawi, ofrece al público de habla española no sólo la profundidad biográfica y literaria
del escritor, sino también ilustra el entorno cultural de la vida intelectual en la Siria actual, sumergida en
circunstancias de la desesperanza y anhelo de libertad.
En la novela ”Por eso escondimos a los muertos”, el escritor sirio invoca, a través de su lenguaje, narrativa
y poética, las ansias de un espíritu libre, libre de vivir, libre de pensar, que inunda al ser humano. Las expresiones,
como por ej., ”los ojos vendados”, en la cárcel se unen con la lluvia que cae, como si fuera un intermediario entre lo
celeste y lo terreno, – dos conceptos fundamentales que circunda, une y desune, al mismo tiempo, el alma y el
cuerpo del escritor en su sentir. La metáfora trasciende los límites cotidianos y lleva al lector a una comprensión
completamente distinta de cada paso en la vida humana, transformándo al lector en el cómplice, acompañante,
espectador, compañero del sentir mismo que experimenta el escritor en su carne y hueso a lo largo de su camino por
el sufrimiento tanto propio como ajeno. ”La venda negra”, atada a los ojos del autor encarcelado, parece ser el único
umbral entre la noche y el día, entre la vida y la muerte. Es la lluvia, de nuevo, que, al quitarse la venda por un
golpe del carcelero, da ”paso a la luz de la mañana”. ¿Mañana? ¿Puede haber una mañana? El cielo lluvioso se une
con la tierra cubierta de sangre. ¿Dónde parece escondida la libertad? La cuestión fundamental de la novela. ”La
libertad no vence al miedo, pero inevitable revela lo que hay detrás”, exclama el autor. Éste parece ser el precio a
pagar y el autor lo paga. Toda revelación parece tenerlo en la vida y sólo aquel que se atreve a pagarlo la adquiere.
Cabe pregunatrse si vale la pena. He aquí el siguiente motivo que persigue el autor en su búsqueda interior en un
lugar más dantesco que puede ser una cárcel. No por ello la traductora invoca el término ”patria” en la dedicatoria,
sino es el autor que lucha por ella. Una patria que no se limita a un teritorio geográfico específico, sino también la
del ser humano como uno más entre los demás que habitan la tierra. El vector que atraviesa la narrativa es el de la
humanidad ansiando la libertad como un elemento unificador, vivificador que otorga un sentido a la vida, que da